Las imágenes de largas colas de personas acarreando agua se acercan a zonas donde el problema no era tan grave.
Al igual que el hambre, la privación de acceso al agua es una crisis silenciosa de “la población pobre y que toleran aquellos con los recursos, la tecnología y el poder político para resolverla”, dice el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD 2006, “Más allá de la escasez: Poder, pobreza y la crisis mundial del agua”.
La crisis del agua ya entró por la puerta grande en Guatemala. Sus efectos son sentidos más allá de los asentamientos humanos de las áreas marginales, llegando a zonas residenciales donde el chorro se ha ido cerrando hasta quedar exhausto.
Hay agua pero...
Un informe de 2005 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), advierte que para alcanzar la meta del acceso al agua potable para los 18 millones de habitantes que seremos en 2015, se requerirá una inversión de US$2.3 millardos que incluyen 1.4 millones más de conexiones en el área urbana.
En el Perfil Ambiental de Guatemala, realizado por la Universidad Rafael Landívar y el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA), se destaca que el problema no es la falta del recurso sino el sistema. En el país hay agua, pero no llega a los usuarios por una de estas dos causas: donde existe oferta no coincide con los lugares que la demandan, o la demanda es tan alta que la “forma en que se gestiona el recurso no garantiza su disponibilidad”, concluye Juventino Gálvez, director del IARNA.
Este espacio es para promover el diálogo, compartir, discutir y argumentar sobre el artículo publicado, únicamente.
Se prohíben mensajes que contengan:
Nos reservamos el derecho de editar o eliminar cualquier mensaje que no cumpla con las condiciones anteriores. Y de ser necesario bloquear a usuarios.
Al participar, acepta las reglas y el aviso legal.
3 comentarios: