En 2050 la ciudad de Guatemala presentará temperaturas como las que ahora son
propias de Zacapa y no tendrá agua. Esto a consecuencia del cambio climático.
Este dato figura en el estudio “Implicaciones del Cambio Climático en los
Ecosistemas de Guatemala”, a cargo del Instituto de Agricultura, Recursos
Naturales y Ambiente (IARNA), los creadores del informe anual Perfil
Ambiental.
El informe proyecta cuáles serán los escenarios de país bajo sus efectos
para los años 2020, 2050 y 2080, los daños que se producirán en las distintas
épocas de vida. Hacia la mitad de siglo, por ejemplo, la temperatura en la Costa
Sur y el norte del Petén habrá aumentado de 1 a 3 grados centígrados. Regiones
frías como Los Cuchumatanes, Huehuetenango, donde en la actualidad el promedio
de la temperatura es de 8 grados, se alcanzarán los 14 grados.
Este aumento
de temperatura hará que lo que hoy se conoce como Corredor Seco y que integra a
Jutiapa, Chiquimula, Zacapa y El Progreso se extienda hasta Escuintla, Santa
Rosa, Quiché, Chimaltenango, Totonicapán, Sololá y Huehuetenango. “Si hoy ya se
habla de la reducción del manto freático en la capital, para 2050 los pozos
estarán secos”, afirma Jerónimo Pérez, miembro del IARNA. El clima de la capital
será semejante al de Zacapa.
Choque a la vista
Si un automovilista que se conduce a 120 kilómetros por hora sin sistema de
frenos es avisado de un muro en medio de la carretera a un kilómetro de
distancia, sabe que cuenta con 30 segundos hasta el impacto. En medio minuto
podría compresionar la marcha del motor y reducir la velocidad en forma
drástica, asegurarse de tener el cinturón. Si realiza estas acciones, el choque
no será tan fatal.
Utilizando el mismo ejemplo, la velocidad de 120
kilómetros por hora representa el cambio climático del planeta, sobre el cual el
país no puede hacer casi nada. “Ya no es una teoría”, afirma Juan Carlos Rosito,
uno de los creadores del estudio. Desde 2000, en Latinoamérica ya se habla del
cambio climático abrupto, que es lo que ocurre en el planeta.
Cambios erráticos en la estación de las lluvias, sequías extremas,
pérdida de ecosistemas, bosques generadores de lluvia que se transforman en
secos, agotamiento de manantiales y del manto freático y escasez de agua
son efectos previsibles para este siglo. Los dos años de sequía en el país
en 2008 y 2009 seguidos de lluvias de 2010 es un ejemplo del efecto “rebote”
producido por cambio climático inminente.
A las puertas de la cumbre mundial
COP16, que comenzará la próxima semana en Cancún, México, a los investigadores
les preocupa que Guatemala “insista en pedir la colaboración de los demás países
–como en la cumbre de Copenhague-”, afirma Rosito, y no se tenga claro que lo
importante es “crear las capacidades locales, las medidas de preparación y
mitigación necesarias para contrarrestar el fenómeno”.